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La primera idea que surge,
evidentemente, es que tampoco conviene idealizar lo que fue aquél proceso
arbitral para los afectados por participaciones preferentes y obligaciones
subordinadas.
Bankia acostumbra a publicitar
como un movimiento altruista el hecho de haber propuesto como solución dicho
proceso, hablando de elevadas cifras de recuperación de los importes por parte
de los afectados.
Efectivamente, la práctica
totalidad de los prerentistas que consiguieron acceder al arbitraje recuperaron
su dinero. Pero, ¿cuántos afectados consiguieron entrar en el proceso arbitral?
Las cifras hace más o menos un año hablaban de que sólo lo había conseguido un
21 % de los afectados. El 79 % restante, si quería recuperar su inversión,
debía acudir a la vía judicial, como se propuso desde un primer momento por los
despachos especializados.
Es fácil ver ciertos
paralelismos entre la estrategia tomada por la entidad ante la crisis de las
preferentes y la que está tomando en relación con los afectados por la salida a
bolsa. Uno de estos paralelismos, que empieza a tomar cada vez más importancia,
es que en ambos casos se ha provisionado una cantidad elevada de dinero por
parte de Bankia para hacer frente a las posibles condenas en ambos casos.
Goirigolzarri y Restoy ven
esta provisión en el caso de acciones nuevamente como una virtud de la entidad
que provoca supuestamente un efecto tranquilizador.
Pero si lo comparamos con la
crisis inmediatamente antecesora a las acciones, el pasado 9 de marzo varios
diarios económicos anunciaban que Bankia había agotado ya la provisión
destinada a las condenas en los casos de participaciones preferentes, y que
sería BFA quién debía empezar a hacerse cargo de las mismas.
En este mismo medio ya hemos
hablado en varias ocasiones de que los gastos por condenas podrían verse
reducidos de forma considerable en caso de tomar estrategias alternativas, como
puedan ser acuerdos extrajudiciales en algunos supuestos. Partiendo de la base
de que el arbitraje en los términos propuestos por Bankia no se puede
considerar una solución en sí, dada la experiencia anterior, lo cierto es que
ya ha sido descartado por la entidad.
A día de hoy, Bankia no ha
propuesto alternativas a la vía judicial, a pesar de que las últimas
resoluciones son cada vez más tajantes en su contra y, de la misma forma, y
también sobre la base de la experiencia de los casos de preferentes, nadie
puede garantizar que la provisión de fondos destinada a las condenas por los
casos de acciones vaya a ser suficiente para cubrir la totalidad de las mismas.
Este es el panorama que está
planteado. Pero Bankia mantiene su pésima estrategia. ¿Cuántas Sentencias
condenatorias harán falta para que la entidad recapacite?
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